domingo, 16 de agosto de 2009

Cindy Sherman

Cindy Sherman es uno de los nombres más sugerentes y destacados de la fotografía norteamericana actual. Sus cinematográficas imágenes nos transportan a escenarios dominados por la presencia femenina, en los que el misterio abre un surco que no nos permite distinguir entre ficción y realidad. Seriación y cronología son dos de los principales componentes del trabajo de Sherman, cuyo tema recurrente es la imagen contemporánea de la mujer y los estereotipos que habitualmente giran en torno a ella.

Nacida en 1954 en Glan Ridge, New Jersey, comienza a estudia arte en el Buffalo State College de Nueva York entre 1972 y 1976, dedicando una especial atención a la fotografía. Aunque su formación primera como artista fuese en el campo de la pintura, la fotografía atrajo pronto su atención, convirtiéndose con el tiempo en una figura clave en este área por su particular manera de potenciar nuevas posibilidades.

Sherman afirmó alguna vez que sus fotos han de ser consideradas como arte conceptual. Su enfoque conceptual es evidente, entre otras cosas, en la división de su obra en series. Por mucha variedad que tengan esas series, hay temas constantes como el enfrentamiento con la pintura por medio de la fotografía o el interés por la imagen social de la mujer.

Las primeras fotos que hicieron famosa a Cindy Sherman de un modo fulminante, a comienzos de los años ochenta, fueron sus Film Stills. Esos autorretratos en blanco y negro muestran a la artista en diferentes situaciones que, formal y materialmente, recuerdan fotos fijas de filmes de los años cincuenta y sesenta. Después, Sherman ya sólo hizo fotografías en color.


El hecho de que Sherman utilice su propio cuerpo como vehículo para introducir diferentes personajes, inventar roles e interpretarlos, y de que combine su faceta de modelo con la de directora de cine, abre además un amplio abanico de opciones creativas que de cara al espectador, se traducen en que los límites se desdibujan y se amplían: la idea de posar se confunde con la de mirar, el objeto con el sujeto.


Por largo tiempo trabajó sobre su propio autorretrato en mil posturas diferentes, adoptando otras tantas identidades. Con este artificio planteaba la relación entre hombres y mujeres: cómo ve el hombre a la mujer y cómo se ve la mujer a sí misma.

Para formalizar estas mutaciones se ‘apropió’ –usando disfraces y prótesis- de la secretaria de la bibliotecaria, de la mujer objeto y de la niña inocente. También utilizó los estereotipos de la televisión de los años cincuenta, de los avisos comerciales y de los filmes de horror; se convirtió en los personajes de muchos cuadros famosos –generalmente retratos- de grandes pintores como Holbein, Giulio Romano, Watteau, Goya, Caravaggio y Raffaelo Sanzio (History Portraits, 1988-1990).






















































Una serie de gran importancia para su obra fue la que, en 1981, hizo por encargo de la revista de arte neoyorquina “Artforum”. Estas fotos –que se imprimieron a doble página, en un formato muy apaisado, acorde con las dimensiones de la revista- muestran a la artista frecuentemente tumbada con un rostro inexpresivo.


A lo largo de su carrera, desde “Fairy Tales”(1985), hasta “Disasters” (desde 1986), Sherman ha ido modificando sus autorretratos cada vez más, las protestas que ya utilizó en History Portraits han llegado a convertirse en protagonistas en “Sex Pictures” (1992).






Del mismo modo que sucederá más tarde en sus Horror Pictures (desde 1994), ya en sus obras desaparece completamente el cuerpo de la artista; sólo volverá a aparecer aisladamente in persona en algunas de sus tardías Mask Pictures (a partir de 1995). Sherman ha unido el tratamiento de la situación social de la mujer y los aspectos de la historia del cine, en su proyecto más ambicioso hasta la fecha: la película de horror La asesina de la oficina, en 1997.

Irónica casi siempre y grotesca en muchas ocasiones, Sherman maneja con una soltura digna de admiración iconos y códigos visuales aprendidos de la publicidad, el cine, la historia del arte y, sobre todo, del papel cliché de la mujer de hoy en día, con cuya piel se ha vestido en tantas ocasiones.

6 comentarios:

  1. Esta era una de las del reportaje, ¿verdad? Mola bastante, tanto su primera etapa, con tela de clase y glamour, como la última, más grotesca y crítica.

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  2. Sip, y por cierto, ¿quién dijo que eso de "autorretratarse" era malo?jejeje...

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  3. Ja, ja... Bueno, autoretrarse no es malo, sino ególatra, que es distinto. Y otro aspecto es enseñar cacho en redes sociales, claro.

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  4. A mi me parece que el autorretrato es de lo más complicado de la fotografía y aún así esta mujer lo hace a la perfección, me encanta la forma que tiene de crear distintas personalidades sobre ella misma...muy expresiva. Muy bueno el post.

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  5. siento decepcionaros, pero la obra de cindy sherman no puede considerarse como retratos suyos, ya que ella lo que pretende es transgredir, poner en duda su propia identidad a la vez que adopta distintos roles de mujeres (la mayoria estereotipos)o simples prótesis del cuerpo humano para transmitir su discuro.
    0 autoretrato! :)

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